lunes, 1 de diciembre de 2008

¿Una generación orgullosa de no saber nada?


La Razón Digital 11-12-2005.- Hay una generación orgullosa de no saber nada y que no quiere aprender nada». José Jiménez Lozano (Premio Cervantes 2002).
Hay que hacer que los jóvenes comprendan que las cosas que aparecen en los libros están en la vida.
“ cualquier novela nos exige el esfuerzo de sacarnos de la cotidianeidad y este esfuerzo es necesario en todo, tanto en un plano material como en el espiritual. Este conocimiento es el que da la cultura.

–Pero ahora los jóvenes no salen tan preparados de los colegios.
–(Los jóvenes) “si ellos no quieren saber nada y no tienen la intención de hacer ningún esfuerzo es como consecuencia de un proyecto cultural.
Había unos valores, y no digo morales, que existían hasta hace poco, (…) pero por razones políticas intencionadas se ha alterado eso y ahora surgen unas generaciones orgullosas de no saber nada y que no pretenden aprender nada.
Es una crisis cultural europea que habrá que ver cómo termina. Todas las personas se forman de una manera oral, pero esto se ha destrozado, y, claro, los chicos tienen que adaptarse a lo que hay. Y no ven ninguna razón para leer”.

“Lo político ha invadido todo: alma, razón, sensibilidad, arte. Todo se ha quedado en una cuestión política. Y eso conduce al totalitarismo. La gente cree que las situaciones amargas se van a solucionar, solamente, con un grupo de hombres votando. La filosofía, el arte, la religión puede que no solucionen nada, pero sí que influyen por dentro de las personas. Pero, ahora, cualquier obra de arte u obra literaria conlleva un juicio político”.
“La política no puede resolver los problemas profundamente humanos. Las cosas materiales las resuelve la ciencia, para las espirituales no hay todavía ninguna fórmula mágica. Si creemos siempre en un político terminaremos siendo habitantes de una granja feliz, pero sólo seremos habitantes de una granja”.

“Si al hombre se le roba su cultura y su lenguaje se le puede cambiar y engañar. Al margen de cualquier ideología, no tiene sentido que un partido no desee lo mejor para sus hijos. La escuela está para instruir, y no para educar, como dicen algunos, que eso hay que hacerlo en el seno de una familia, en el grupo donde creces y en el contexto del país en el que vives”.
“ Y por eso no veo la razón para dejar al hombre tan desvalido. Nadie es más que nadie porque sea un sabio. La dignidad de la persona no está en el saber, pero tiene bastante sentido trabajar y estudiar”.

“Se ha dicho, los pobres y desfavorecidos son idiotas, hay que rebajar el nivel. En mi época, las familias acomodadas iban al colegio público. La enseñanza privada existía y era más tolerante. Pero se entendía que una persona debía probarse a sí misma, por una cuestión de orgullo, para ser mejor, y ser exigente con uno. Pero estas actitudes se han perdido y al alumno actual se le premia igualmente consiga lo que consiga. Nosotros teníamos respeto a los profesores. Si uno no aspiraba a la pretensión de ser como el profesor como mínimo es que no aspiraba a nada. Pero la filosofía actual está fuera de esto. Producimos hornadas de estudiantes que no saben nada”.

Las consecuencias: “Una educación de base que no sabe aplicar diferencias entre lo que es bueno y lo que es malo, y, claro, el analfabetismo. Eso se puede ver ya: ha cambiado el sentido de la ironía. No puedes decir a una persona nada con un doble sentido que lleve algo de humor porque la gente se enfada. Antes no sucedía esto, ni siquiera nos exigían leer, porque se daba por sobreentendido que nos interesaba. En la escuela ahora están saliendo, desde el punto de vista humano, personas vacías, y con las categorías que ven en la televisión. Adoptan esas banalidades porque los estudiantes no tienen otra información y tengo la sensación que hasta les da igual. Y a este tipo de hombres se les puede llevar cualquier flautista de Hamelin que aparezca porque no tienen información de la vida ni pueden enjuiciar los hechos. Un ejemplo: ¿Cómo pueden entender la poesía si no tienen ni del poder simbólico de las palabras? Terminará perdiéndose. Estas cosas no darán un hombre nuevo, sino acémilas. Las cuentas para pedirles perdón vendrán luego. Ahora no se dan cuenta porque son jóvenes, pero cuanto tengan treinta años serán conscientes de todo. Y se llevarán la gran sorpresa al darse cuenta de que no saben nada.

“Se ha llegado a un nivel de necedad que cuando alguien pronuncia la palabra España parece que es franquista o que está afiliado a un partido. Mire, no podemos perder el sentido de la tierra de nuestros padres, porque es perderlo todo”.

–En Francia se debate sobre Europa, y aquí aún nos planteamos el problema de España.
–En España esto es un problema perpetuo, algo que nunca termina. España como problema, España sin problema; la España de Madariaga, la España de Sánchez Albornoz, es algo desde la misma existencia del país. En Europa se ha superado esto, pero aquí, no. A veces, incluso, cuando escucho el lenguaje de algunos políticos recuerdo a los jacobinos del siglo XIX. Ahora, un conjunto de amigos quieren hacer una nación, que no parece mal como idea, pero, hombre, una nación es algo más, y creo que hay que mirar que a lo mejor no es tan bueno. Algo así sucede con este laicismo. Nosotros pertenecemos a una cultura cristiana, y eso hay que tenerlo en cuenta. Pero parece que a algunos les gustaría derribar hasta las viejas catedrales de las ciudades. Es sobrecogedor.

–Cuál es la repercusión en nuestros valores.
–Las condiciones nos son fáciles hoy. La incidencia de la modernidad ha implicado desechar todo lo antiguo y eso dio pie a una revolución en un sentido moral. La palabra invitaba a la reflexión; la imagen, no. Ahora la ambición de la gente es no tener ninguna ley. Y, claro, ocurre algo y no pasa nada. La libertad es vivir según unas leyes humanas o divinas. Ahora no hay ley que nos constriña. Y esto es espantoso. Se está llegando a una anomia pura.

No hay comentarios: