jueves, 6 de diciembre de 2012

El bachillerato de tres años y la prueba externa de ESO

Carta al Director
Antonio Jimeno Fernández, 26 de enero de 2012 a las 19:18
El ministro de educación, el señor José Ignacio Wert, ha informado a los correspondientes consejeros autonómicos de su intención de pasar del actual modelo, de una ESO de 4 años y un Bachillerato/FP de 2 años, a un modelo de una ESO de 3 años y un Bachillerato, que incluiría una modalidad de FP, de también 3 años.
Es una medida muy acertada ya que permitirá que los alumnos puedan elegir un año antes, a los 15 años, lo que quieren seguir estudiando. Esto evitará uno de los principales errores de la LOGSE y de la LOE, que es obligar a todos los alumnos, sean cuales sean sus capacidades, a estar juntos en la misma aula hasta los 16 años; o hasta los 18 años, en el caso de los repetidores.
Otra de las ventajas de este modelo es que, como la mayoría acabarán la ESO a los 15 años y la obligatoriedad de estudiar se mantiene hasta los 16 años, todos ellos iniciarán el Bachillerato/FP, con lo que disminuirá el abandono escolar a esta edad, que en nuestro país es el doble que la media europea.
Para que el futuro modelo comporte una mejora real de nuestra enseñanza, ha de ir acompañado de una prueba externa al final de la ESO, que permita saber si las calificaciones que dan los centros reflejan realmente los conocimientos de los alumnos.
Sin esta prueba, los centros se verán obligados a seguir regalando el título de la ESO a muchos de sus alumnos, para evitar así que estos se vayan a otros centros más permisivos.
Es lo que actualmente está pasando y lo que ha conllevado a que muchos alumnos no se esfuercen más, ya que saben que para aprobar la ESO no es necesario hacerlo. Sin una reválida de la ESO, el profesorado continuará sin poder educar a su alumnado en la cultura del esfuerzo y la responsabilidad, y cada año serán más los alumnos que llegarán mal preparados al Bachillerato, tanto al clásico como al de FP.
Sería muy conveniente un gran pacto de Estado a favor del establecimiento de una prueba externa al final de la ESO, como ya lo hay respecto a la prueba externa que se realiza después del Bachillerato y que tanto bien ha hecho a esta etapa. De todas formas, aunque el pacto no sea posible, el Gobierno debería actuar en la enseñanza con la misma firmeza con que ha actuado en la economía, para arreglar los problemas.
Antonio Jimeno Fernández
Catedrático de Instituto y Presidente del sindicato de profesores AMES
"Acción para la Mejora de la Enseñanza Secundaria"

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