viernes, 21 de septiembre de 2012

Carta abierta a la ministra de educación.



La Vanguardia,22.6.04
TRIBUNA
Carta abierta a la ministra de educación
ME ATREVO a aconsejarle que busque la complicidad del profesorado
FELIPE J. DE VICENTE ALGUERÓ - 03:46 horas - 22/06/2004

En primer lugar, señora ministra, permítame que me presente como un profesor de los que cada día entra en un aula de secundaria y ha de intentar enseñar -y enseñando, educar- a unos adolescentes. Provisionalmente soy director de un instituto, pero como usted no lo remedie manteniendo la profesionalización implantada por la LOCE, eso seguirá siendo algo accesorio en nuestra enseñanza pública.
No soy un pedagogo de despacho, ni un político que habla de educación sin haber pisado un aula. Como soy un profesor estándar, me parece que puedo hacerle llegar lo que piensan muchos de mis colegas.
Acaba de tomar unas decisiones de gran envergadura. Por un lado, aunque no le habrán faltado presiones, ha mantenido el sistema de evaluación establecido por la LOCE, es decir, ha confirmado el fin de la promoción automática. Pasar de curso, independientemente del esfuerzo que haya realizado el alumno es una de las medidas más perversas de la Logse.
Reconocer el error le honra. Pero en la Logse había otros efectos no deseados. Aunque nuestras aulas acogen ahora al 100% de los ciudadanos hasta los 16 años, y no es poco mérito, el sistema educativo sufre un grave deterioro.
El coste de oportunidad de la Logse ha sido igualar en la mediocridad y expulsar a cerca del 30% de los estudiantes que terminan la ESO a ese submundo del fracaso escolar. Y, además, relegar la enseñanza pública a un papel asistencial, al menos en las zonas urbanas donde las clases medias pueden optar por la red privada.
Ha decidido, también, paralizar la aplicación de la LOCE. Eso quiere decir que ha optado por seguir como hasta ahora, manteniendo un sistema que no funciona bien. Por ejemplo, el profesorado de la pública sabe que va a seguir teniendo a los llamados objetores escolares en sus clases, mezclados con los que quieren estudiar algo y no han huido a las aulas de la privada.
Quizás, si antes de tomar una decisión tan drástica, hubiera preguntado a los profesores de a pie, muchos le hubieran dicho, por ejemplo, que no eliminara los programas de iniciación profesional (PIP), una de las medidas más progresistas de la LOCE. Con los PIP, esos chicos que no quieren estar en un aula convencional pueden tener un tipo de enseñanza entre el taller y la clase magistral.
Además, salen con algo sólido: unos con la ESO y los demás, con unos módulos profesionales que les abren otras posibilidades. No sé lo que pensarán los estudiantes que el próximo curso engordarán el fracaso escolar y, por su decisión, se van a ver privados de estos programas de iniciación profesional. Si hubiera consultado al profesorado, quizás se hubieran convencido de que nuestro sistema no puede demorar ciertos problemas, aunque sea conveniente paralizar otros para debatirlos mejor. Paralizarlo todo, lo necesario y lo que puede esperar, no creo que sea lo que necesita nuestra educación ni la gran mayoría de la sociedad.

Permítame, de todos modos, desearle éxito en su gestión, porque éste será el de toda la sociedad española que está deseando un sistema educativo estable ¿Se ha preguntado por qué la mayoría de los sistemas educativos europeos diversifican a partir de los 15 años o antes y tienen un bachillerato de 3 años, mientras que aquí seguimos deshojando la margarita? Me atrevo a aconsejarle que no haga mucho caso de ciertos dogmatismos pedagógicos y, sobre todo, busque la complicidad del profesorado que entra cada día en un aula. Y, para ello, ¿no cree oportuno preguntarnos, sin intermediarios, lo qué pensamos sobre ese difícil tramo entre los 14 y 16 años? ¿sobre los PIP o los itinerarios? Si cuenta con el profesorado, tendrá mucho ganado.
Ganaremos todos, ganará la educación.

FELIPE J. DE VICENTE ALGUERÓ, presidente de la Associació de Catedràtics d'Ensenyaments Secundaris de Catalunya (Acesc)

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