La
Vanguardia,22.6.04
TRIBUNA
Carta abierta a
la ministra de educación
ME ATREVO a
aconsejarle que busque la complicidad del profesorado
FELIPE J. DE
VICENTE ALGUERÓ - 03:46 horas - 22/06/2004
En primer lugar, señora ministra, permítame que me presente como un
profesor de los que cada día entra en un aula de secundaria y ha de intentar
enseñar -y enseñando, educar- a unos adolescentes. Provisionalmente soy
director de un instituto, pero como usted no lo remedie manteniendo la
profesionalización implantada por la LOCE, eso seguirá siendo algo accesorio en
nuestra enseñanza pública.
No soy un
pedagogo de despacho, ni un político que habla de educación sin haber pisado un
aula. Como soy un profesor estándar, me parece que puedo hacerle llegar lo que
piensan muchos de mis colegas.
Acaba de tomar
unas decisiones de gran envergadura. Por un lado, aunque no le habrán faltado
presiones, ha mantenido el sistema de evaluación establecido por la LOCE, es
decir, ha confirmado el fin de la promoción automática. Pasar de curso,
independientemente del esfuerzo que haya realizado el alumno es una de las
medidas más perversas de la Logse.
Reconocer el
error le honra. Pero en la Logse había otros efectos no deseados. Aunque
nuestras aulas acogen ahora al 100% de los ciudadanos hasta los 16 años, y no
es poco mérito, el sistema educativo sufre un grave deterioro.
El coste de
oportunidad de la Logse ha sido igualar en la mediocridad y expulsar a cerca
del 30% de los estudiantes que terminan la ESO a ese submundo del fracaso
escolar. Y, además, relegar la enseñanza pública a un papel asistencial, al
menos en las zonas urbanas donde las clases medias pueden optar por la red
privada.
Ha decidido,
también, paralizar la aplicación de la LOCE. Eso quiere decir que ha optado por
seguir como hasta ahora, manteniendo un sistema que no funciona bien. Por
ejemplo, el profesorado de la pública sabe que va a seguir teniendo a los
llamados objetores escolares en sus clases, mezclados con los que quieren
estudiar algo y no han huido a las aulas de la privada.
Quizás, si
antes de tomar una decisión tan drástica, hubiera preguntado a los profesores
de a pie, muchos le hubieran dicho, por ejemplo, que no eliminara los programas
de iniciación profesional (PIP), una de las medidas más progresistas de la
LOCE. Con los PIP, esos chicos que no quieren estar en un aula convencional pueden
tener un tipo de enseñanza entre el taller y la clase magistral.
Además, salen
con algo sólido: unos con la ESO y los demás, con unos módulos profesionales
que les abren otras posibilidades. No sé lo que pensarán los estudiantes que el
próximo curso engordarán el fracaso escolar y, por su decisión, se van a ver
privados de estos programas de iniciación profesional. Si hubiera consultado al
profesorado, quizás se hubieran convencido de que nuestro sistema no puede
demorar ciertos problemas, aunque sea conveniente paralizar otros para
debatirlos mejor. Paralizarlo todo, lo necesario y lo que puede esperar, no
creo que sea lo que necesita nuestra educación ni la gran mayoría de la
sociedad.
Permítame, de
todos modos, desearle éxito en su gestión, porque éste será el de toda la
sociedad española que está deseando un sistema educativo estable ¿Se ha
preguntado por qué la mayoría de los sistemas educativos europeos diversifican
a partir de los 15 años o antes y tienen un bachillerato de 3 años, mientras que
aquí seguimos deshojando la margarita? Me atrevo a aconsejarle que no haga
mucho caso de ciertos dogmatismos pedagógicos y, sobre todo, busque la
complicidad del profesorado que entra cada día en un aula. Y, para ello, ¿no
cree oportuno preguntarnos, sin intermediarios, lo qué pensamos sobre ese
difícil tramo entre los 14 y 16 años? ¿sobre los PIP o los itinerarios? Si
cuenta con el profesorado, tendrá mucho ganado.
Ganaremos
todos, ganará la educación.
FELIPE J. DE
VICENTE ALGUERÓ, presidente de la Associació de Catedràtics d'Ensenyaments
Secundaris de Catalunya (Acesc)
No hay comentarios:
Publicar un comentario