"La
escuela actual es competitiva en mediocridad.
En ella se
fomenta la uniformidad intelectual en el vacío, en la nada.
Se estimula
la debilidad y la falta de responsabilidad, todo lo que es opuesto a la
dignidad de la persona, a su fuerza, a su despliegue, a su fortaleza, a sus
enormes posibilidades, que se expresan en la firmeza con uno mismo y en la
generosidad hacia los demás.
El alumno es
gregarizado en el gran rebaño. Nada de cultivo de la diferencia, nada de
destacar sobre los demás. Todos a emular el común denominador de la
incompetencia y la pereza intelectual.
En la
escuela triunfan los que no hacen nada y el alumno trabajador contempla como
éstos que no hacen nada pasan de curso y aprueban siendo de todos conocida su
incapacidad y su falta de trabajo.
Lo más
ridículo es encontrarse a un alumno de 18 años que no sabe escribir tras
permanecer 12 años en un sistema educativo obligatorio y liberador. Esto, se
mire como se mire, es un fraude y este sistema educativo no funciona.
Y ésto, que
todos lo ven y lo piensan, nadie lo dice porque vivimos en una situación de
falta de libertad de pensamiento y de expresión (voluntariamente asumida), de
autocensura, de pactos de silencio, y del temor a ser descalificados por
quienes tienen la llave de la legitimación de lo socialmente correcto, de lo
justo, de la verdad, de lo democrático, de lo progresista.
La escuela
es el lugar del gran silencio y de la gran sumisión a los poderes políticos.
Todo en
detrimento de la calidad de la enseñanza y en perjuicio de nuestros alumnos.
Tenemos la
obligación moral de denunciar este estado de cosas o seremos cómplices de la
progresiva e irreversible degradación del sistema en la que estamos.
Se ha
desmantelado la enseñanza pública en España:
*.- han
nombrado a dedo a los inspectores,
*.-compraron
a los sindicatos.
*.-Silenciaron
a los medios de comunicación.
La LOGSE fue
una ley clasista que favoreció como nunca a la elitista enseñanza privada y
produjo una enseñanza demagógica, clientelista, embellecedora de la realidad,
anestesiadora de todo espíritu crítico.
Su
desarrollo fue una catástrofe y contribuyó a formar analfabetos funcionales
contentos y satisfechos.
Generó un
conservadurismo radical ante lo real: adaptación del contenido y la forma al
contexto social para dejar las cosas como están.
Hizo a los
alumnos inmaduros y los incapacitó para ser autosuficientes y autónomos.
No fomentó
el conocimiento sino la obediencia y la sumisión.
Hizo que
todas las asignaturas fuesen iguales y los profesores intercambiables.
Desarrolló
como nunca el control ideológico sobre la enseñanza y suprimió de facto la
libertad de cátedra reconocida en nuestra Constitución.
Se socializó
la ignorancia con el aplauso de padres y alumnos.
La
insolidaridad, el oportunismo y la demagogia se extiendieron entre el
profesorado porque los necesitaban para poder sobrevivir en el desierto.
Los Consejos
Escolares fueron los nuevos Tribunales de la Inquisición que controlaron
asuntos de los que no entienden ni les conciernen.
Aún recuerdo
aquellos padres que solicitaron por escrito que para mejorar la calidad
educativa del centro era preciso que los profesores de “inglés” y “latín”
fueran nativos.
Los
institutos ya no son centros de saber ni de conocimiento, son centros asistenciales.
Conviene
decir a los alumnos con toda honestidad y franqueza que el mundo en el que
viven es individualista y que no siempre valora la verdad, el trabajo, el
saber, la honestidad, pero que deben esforzarse por ser lo más cultos que
puedan y desarrollar al máximo sus posibilidades intelectuales.
Un profesor
puede ser antipático y no por eso ser un mal profesor, siempre que sea
respetuoso con sus alumnos y los trate como personas enseñándoles lo que sabe.
Un profesor simpático, por el contrario, puede ser un mal profesor para sus
alumnos porque desconoce lo que les debe enseñar o porque les presenta sus
opiniones como incuestionables verdades científicas o les engaña diciéndoles
que saben lo que no saben.
Si las
normas escolares de convivencia son racionales y justas, sobran acuerdos sobre
ellas y no necesitan ser pactadas, otra cosa es que deban ser explicadas.
Los
profesores están, entre otras cosas, para hacer cumplir las normas que
consideren convenientes para la educación de los alumnos.
No se debe
pactar la no conveniencia de impedir el trabajo de los demás, tampoco la no
conveniencia de los comportamientos violentos o insolentes.
La educación
es un proceso asimétrico por definición.
El sistema
educativo no es el salvador imaginario de la sociedad. Es una institución de
enseñanza. Su grado de exigencia y sus resultados constituyen la medida de su
calidad, no es expresión de su calidad el logro de una gran cantidad de
fracasados falsamente integrados en una nota compasiva y caritativa.
Con unos
supuestos "científicos", que no son más que sofismas, pretenden
imbuirnos en un imaginario saber educativo, cuando en la enseñanza, cualquier
persona cultivada, inteligente y con sentido común es capaz de enseñar lo que
sabe a quien le pregunta y no sabe.
Eso de
enseñar cosas serias a las masas y ser rigurosos es
"antidemocrático", "autoritario", "reaccionario"
y "traumatiza al pueblo".
La política
progresista en la enseñanza viene motivada por la necesidad de privatizar la
enseñanza pero por reductio ad absurdum de la enseñanza pública.Los institutos
se han convertido en democracias populares plebiscitarias en las que
minoritarios grupos de presión manipulan la tarea de los profesores, los
presionan, les dan órdenes, les amenazan.Los alumnos en vez de dedicarse a lo
suyo, se dedican a vigilar a sus profesores.
El
profesorado disidente es silenciado y amenazado.
Sólo se
escuchan las voces demagógicas y complacientes para con la ignorancia y la
indisciplina.
Ninguna
persona que ame a sus hijos de verdad, si conoce la realidad de nuestro sistema
educativo, los llevará a un instituto público y, menos aún, a un colegio
público.
¿Cómo puede
un currículum ser democrático, afectivo, saludable, comprensivo, abierto al
entorno, de conocimiento del medio, instrumento participativo y no
competitivo?. ¿Qué es un currículum democrático?. Las Matemáticas, ¿son
democráticas, oligárquicas o aristocráticas?. ¿Puede un currículum ser
afectivo?.
Se olvida la
naturaleza exclusivamente política del adjetivo "democrático", fuera
de ese contexto la democracia se convierte en ideología.
El currículo
oculto es una creación ideológica.
La
colonización jurídica y burocrática de la enseñanza es total.
La ciencia,
la verdad, la racionalidad práctica deben volver a imponerse.
Debemos luchar
por la constitución de un sistema nacional de enseñanza serio, riguroso,
meritocrático, exigente y vinculado a la ciencia y a la técnica.
Hemos de
reivindicar el saber teórico y desinteresado y rescatar el concepto de
vocación, el concepto de necesidad y de verdad objetiva.
O reformamos
la ESO o nos cargamos la enseñanza pública, "constituye una grave
irresponsabilidad política el no cambiar la ESO, una vez que ya se tienen los
datos suficientes, como el elevado fracaso escolar, para saber que no está
funcionando".
"No
está la educación al servicio de la ley, sino la ley al servicio de la
educación".
Las
intenciones de la Logse sin adecuar los centros educativos, en su estructura y
en su organización a tales fines y sin dotarlos de los recursos humanos y
económicos necesarios, están condenadas al fracaso.
Sus
promotores fueron excesivamente optimistas por su falta de realismo y sus
propuestas no resolvieron los problemas de fondo del sistema educativo español.
Por otro
lado, en el desarrollo de la Logse se dieron respuestas cargadas de arcaísmos y
prejuicios, incluso en contra del contenido de la misma ley.
Paradógicamente
muchas de las tradiciones corporativas y disciplinares del sistema no fueron
sustancialmente alteradas en el proceso de reforma.
Una reforma
tan radical del sistema educativo afectó de manera especialmente grave a la
educación secundaria del sector público.
La necesaria
reconversión de los centros supuso incontables gastos y se alteraron las
estructuras del profesorado.
En realidad
con la Ley General de Educación de 1970 la escolaridad obligatoria llegaba
hasta los 16 años (los alumnos que al concluir la EGB no iniciaban el
bachillerato, necesariamente debían hacer la Formación profesional de primer
grado hasta la edad legal de su incorporación a la vida laboral.
Si cada
mentira tuviera la respuesta fácil de su confrontación con los hechos, quedaría
inmediatamente desvirtuada, sería inoperante.
Ciertos
progresistas en sus prejuicios no están en conexión con las nuevas situaciones
y viven en la confusión más completa. Si todavía se siguen inspirando en la
viejas contradicciones sociales se convierten en conservadores.
Si fuera
sólo un tipo desconocido e insignificante como yo el que dijera todas estas
cosas, sería preocupante, pero no para nadie sino para mí mismo, y debería
estar pensando en hacerme algún "estudio de psicológico y todo quedaría en
una anécdota personal.
Pero el
problema es que se trata de una verdad que chilla desde los balcones, se
proclama sobre los voladizos, se grita en los alféizares y se vocifera por las
azoteas. Y nadie quiere mover un dedo".
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