Carta
al Director
Antonio
Jimeno Fernández, 26 de enero de 2012 a las 19:18
El
ministro de educación, el señor José Ignacio Wert, ha informado a los
correspondientes consejeros autonómicos de su intención de pasar del actual
modelo, de una ESO de 4 años y un Bachillerato/FP de 2 años, a un modelo de una
ESO de 3 años y un Bachillerato, que incluiría una modalidad de FP, de también
3 años.
Es
una medida muy acertada ya que permitirá que los alumnos puedan elegir un año
antes, a los 15 años, lo que quieren seguir estudiando. Esto evitará uno de los
principales errores de la LOGSE y de la LOE, que es obligar a todos los
alumnos, sean cuales sean sus capacidades, a estar juntos en la misma aula
hasta los 16 años; o hasta los 18 años, en el caso de los repetidores.
Otra
de las ventajas de este modelo es que, como la mayoría acabarán la ESO a los 15
años y la obligatoriedad de estudiar se mantiene hasta los 16 años, todos ellos
iniciarán el Bachillerato/FP, con lo que disminuirá el abandono escolar a esta
edad, que en nuestro país es el doble que la media europea.
Para
que el futuro modelo comporte una mejora real de nuestra enseñanza, ha de ir
acompañado de una prueba externa al final de la ESO, que permita saber si las
calificaciones que dan los centros reflejan realmente los conocimientos de los
alumnos.
Sin
esta prueba, los centros se verán obligados a seguir regalando el título de la
ESO a muchos de sus alumnos, para evitar así que estos se vayan a otros centros
más permisivos.
Es
lo que actualmente está pasando y lo que ha conllevado a que muchos alumnos no
se esfuercen más, ya que saben que para aprobar la ESO no es necesario hacerlo.
Sin una reválida de la ESO, el profesorado continuará sin poder educar a su
alumnado en la cultura del esfuerzo y la responsabilidad, y cada año serán más
los alumnos que llegarán mal preparados al Bachillerato, tanto al clásico como
al de FP.
Sería
muy conveniente un gran pacto de Estado a favor del establecimiento de una
prueba externa al final de la ESO, como ya lo hay respecto a la prueba externa
que se realiza después del Bachillerato y que tanto bien ha hecho a esta etapa.
De todas formas, aunque el pacto no sea posible, el Gobierno debería actuar en
la enseñanza con la misma firmeza con que ha actuado en la economía, para
arreglar los problemas.
Antonio
Jimeno Fernández
Catedrático
de Instituto y Presidente del sindicato de profesores AMES
"Acción
para la Mejora de la Enseñanza Secundaria"
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