La ola de suicidios de adolescentes víctimas de bullying pone en alerta a las familias
Carlota fominaya / Madrid. Día
14/11/2012 - 12.17h
Primero fue el suicidio de la
adolescente canadiense Amanda Todd, de 15 años, después el de Gauthier, un
joven francés de 18, le siguió el de la joven neoyorkina Felicia García, de 15,
a esta le sucedió el del holandés Tim Ribberink, de 2o años, y ahora le ha
ocurrido a una menor de 16 años en España. La ola de suicidios por casos de
acoso escolar ha convertido este otoño en el más negro que se recuerda. Pero,
¿es posible detectarlo a tiempo en casa? El profesor de psicología de la
Universidad Abad Oliba CEU (Barcelona), Paulino Castells, autor del libro
«Víctimas y matones», nos ayuda a descubrir determinados cambios en el
adolescente que pueden llevar a los padres a ofrecer ayuda a sus hijos.
1. Observar si hay un cambio de
carácter repentino en el niño o adolescente.
«Esto siempre es una llamada de atención
a los padres de que algo le está pasando al chico», indica este experto. «Si el
niño antes era abierto, dicharachero, expresivo... y de pronto se vuelve
huraño, introvertido, reservado... es que algo ocurre». Castells advierte de
que detectar esto también dependerá mucho de «la fluidez de comunicación que
haya en esta familia, y de la capacidad receptiva de los padres ante cualquier
información que aporten los hijos. Si es alta y hay confianza, habrá mayor
precocidad a la hora de detectar el acoso, que si es un chaval reservado».
2. Si el chico nunca invita amigos a
casa.
«Si no trae nunca a compañeros de clase
a casa, si no le convidan a ninguna fiesta... En ese caso, hay que indagar qué
pasa», advierte Castells. A su juicio, el niño solitario sin amigos «es como
una luz roja que dice: "venid, venid y atacarme, estoy solo e
indefenso"». La soledad, prosigue, «es un motivo de atracción para
cualquier "matón" o "verdugo" escolar. Y es un factor que
implica de forma automática la inhibición de los compañeros».
Este especialista en adolescentes señala
que otro detonante del inicio de acoso puede ser que la víctima sea «algo
diferente de los demás. Cualquier defecto físico, como que lleve gafas, que
tenga orejas de soplillo, que presente un poco de sobrepeso...».
3. Ropa o material escolar roto.
Si el niño vuelve a casa siempre con la
ropa o el material excesivamente deteriorados y no sabe dar explicaciones
claras al respecto.
4. Presenta heridas frecuentes en
lugares raros.
Este psicólogo aclara que normalmente,
si un chico se hace una herida él solo, se la hace en la parte frontal del
cuerpo. Sin embargo, si se la provoca un tercero, suele ser en la parte
trasera, en las espaldas, las nalgas.
5. Manifiesta temor a la escuela o
presenta síntomas psicosomáticos como dolor de cabeza, barriga, hasta fiebre...
Especialmente la mañana del lunes o después de un festivo. «Cuando existe un
salto en el nivel de ansiedad la noche antes, o se produce una vigila ante el
próximo día escolar. Yo lo llamo el "síndrome del domingo noche".».
6. Cuando el joven escoge itinerarios
extraños para acudir al colegio. «Porque el acoso no solo sucede en el
patio, también a las puertas de los centros, cuando no en casa por internet»,
recuerda Castells.
7. Cambio en el carácter. El
chico está triste, pensativo e, incluso, gime y llora cuando está dormido.
8. Pide con frecuencia dinero extra
para «comprar» amistades o dárselo a los matones que le extorsionan.
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